Muchas veces nos hemos enfrentado con situaciones en las cuales nos gustaría ser más viejo, o recíprocamente, más jóvenes.En definitiva el ser humano, en el preciso momento que se notifica que está envejeciendo, comienza a hacer todo tipo de artimañas para sentirse más joven.
Cuando uno es niño, o adolescente, ruega porque le salga barba (en el caso de los hombres), se aleja de las reuniones entre "niños" por considerarlas infantiles, y se inmiscuye en otras un tanto más interesantes, con temas que desconoce pero que en teoría DEBE aprender si quiere sentirse "más grande".
Cuando uno es adulto, rememora viejas épocas, dibujos animados, costumbres e historias. Recuerda a sus padres, sus abuelos, sus juguetes y su entorno. Piensa que nada lo haría más feliz que volver a ese estado tan sano, tan protegido y amado.
Sin embargo, hay quienes pueden sentirse jóvenes aún cuando su paso por la vida evidencia un claro desfasaje entre su deseo y la actualidad.
Ya que el ser humano desea sentirse joven cuando es viejo, y envejecer cuando goza de juventud... Sería muy interesante poder invertir la cadena de la vida naciendo como queremos ser, y muriendo como siempre deseamos haber sido.

