viernes, 22 de octubre de 2010

Anestesia

El atardecer viene a interrumpir la sombra uniforme que me brindó la mañana,
intentando cubrir el rostro borroso de un niño pobre que se hunde entre las risas nítidas de los comensales del restaurant.

Una imagen estática contra una dinámica:
Los azorados ojos del niño fijos en el almuerzo opíparo,
Resisten los empellones de quienes velozmente se dirigen a ningún lado.

Ocaso que llegaste para interrumpir mi velada
No le temas a la noche, quédate conmigo.
Que quiero seguir observando

Del cielo caen gotas que abrazan sus lágrimas de sal
Y no sabe contenerlas, incomprendido.
No importa si son buenos o traidores los que comen
Los envidia.