domingo, 20 de marzo de 2011

Perfiles oftalmológicos de conceptos de felicidad

-¿Se puede ser feliz?
-Y cómo no se va a poder, es obvio que si.
-Y si es tan obvio para vos, ¿cómo se hace?
-Teniendo lo necesario para serlo...

Silencio.

Una conversación que se puede dar en cualquier lugar, si bien no es tan ordinaria para que la mantengan sujetos ordinarios.

¿Querés mi opinión? Sí, se puede ser feliz. Aunque un futuro psicólogo amigo diga que la felicidad es algo totalmente imaginario, yo no le creo. Lo que sí creo, es que es perfectamente móvil.

Para destacar, con cursiva, negrita y comillas entonces: "La felicidad existe, y hasta apuesto que es posible alcanzarla. Pero en pos de los objetivos que uno mismo se fija, puede transformarse en el horizonte mismo, alejándose a cada paso que demos hacia ella". Listo, punto y aparte, volvemos al estilo general.

Acorde con el párrafo anterior, continúo diciendo que ser feliz es posible, y hay tres maneras distintas de que cada uno piense y construya su concepto de felicidad:

1) Soñar que tu felicidad va a depender de cosas imposibles, como que abras la ventana y deslizándose entren cuatrocientos billetes de cien pesos, o que todas las señoritas (o señores -es acá donde me acordé que también tengo seguidoras en el blog-) esculturales tengan deseos íntimos hacia vos, o que sos el presidente de la república y de ayer a hoy redujiste el desempleo y la clase baja ya no existe.
Si bien los sueños pueden variar según el caso, soñar con imposibles es lo más fácil de hacer. Probá cerrar los ojos y soñar. En el 66% de los casos soñás cosas irreales o cosas reales envueltas en situaciones irreales. Entonces, desde este punto de vista, podés ser feliz igual, pero no vas a tener la felicidad que deseás. Esta forma responde a la frase "no tengo todo lo que quiero, pero quiero todo lo que tengo"

2) Soñar que tu felicidad va a depender de cosas posibles, pero cuasiimposibles, como que vas a ser feliz si tenés un Lamborghini Diablo Cabriolet (debo copyright, en la semana paso a abonar) y en el asiento del acompañante va a ir la nonna diciéndote "pisalo nene dale".
Esta forma de soñar, responde al criterio de unicidad: cada felicidad se logra de una sola forma. Y digo cada felicidad porque los soñadores encausados en este ítem, tienden a pensar en varias formas de ser feliz, pero cada una independiente de la otra. Es similar a un gráfico percentil de barras:
-Felicidad automotor: 36% satisfecha (tengo un 147 al que le hace falta pintura).
-Felicidad familiar: 0% satisfecha (sería hora de sentar cabeza y buscarme una chica -o chico- que me quiera).
-Felicidad Laboral: 15% satisfecha (laburo de lo que me gusta, pero gano dos mangos).
-Etc.
Entonces, para sustentar esta forma de pensar la felicidad, citemos "serás lo que te tocó ser, o no serás nada", dado que con lo que somos, no alcanzaremos nunca nuestros (por decirlo de alguna manera) ideales de felicidad.

3) Soñar que tu felicidad va a depender de cosas posibles, realizables, y a tu alcance. Esta categoría es la más amplia, y sus márgenes son difíciles de determinar. Si bien algunos lectores pueden tildar este tipo de felicidad como "barata" o "conformista", a los soñadores que aquí se identifican, les cuesta muy poco ser felices. Seguramente tendrán adicionalmente sueños como los de tipo 1 y 2, pero no van a relacionar esa clase de sueños con su concepto de felicidad. Para ellos, lo que los hace feliz está al alcance de sus manos (aunque sea indirectamente), y realmente, ponen su empeño en otros aspectos a solucionar cotidianamente, dejando poco tiempo al libre albeldrío neuronal necesario para sueños elaborados.
Con esto no estoy diciendo que los tipo 1 y 2 sean personas extravagantes, o más delicadas. Cada tipo reúne soñadores, simplemente, distintos.

Todo muy bonito, pero ¿qué es la felicidad?
Puede ser muchas cosas, o una, o ninguna. Puede ser aquella palabra bonita que los poetas usan para describir el brillo que refleja la luna llena en los ojos de su amada a la vera de un arroyuelo con corrientes de hilo de cristal. Mas puede ser también un helado, pero no cualquier helado: uno de tres bochas, con obleas, crema, café, caramelo tiznado con soplete, chocolate rallado y una guinda en la punta, traida de los valles mendocinos. Y también puede ser la cara sucia de un nene después de haber cenado opíparamente.

Entonces, desde diferentes perfiles, podemos pensar en alcanzar la felicidad. Y si no nos sentimos felices, quizás tendremos que bajar una categoría, ¿no?

lunes, 14 de marzo de 2011

Patitas para arriba

Así me siento.

Como una cucaracha a la que recién acaban de rociarla entera con insecticida. Boca arriba, moviendo sus patitas, intentando recuperar el último aliento de vida, inútil.

El final está ya sentenciado y sin embargo, trato de imaginar una película distinta, o cerrar los ojos a un destino escrito en Arial Negrita tamaño 32. Trato incomprensiblemente de apostar mi vida a tratar de cambiar mi suerte, que alguien ha tenido la suerte de decidir por mi.

Último esfuerzo, en vano. Me detengo. El pesticida acabó con mis sueños.