
Hablo de Mariano. Viendo su blog me convencí de que vale la pena luchar por los ideales, y también por lo que uno quiere o siente que necesita, lo cual no necesariamente tiene que ser un ideal. Es de esos tipos positivos, a los cuales si les rompen el traste dicen "tener el culo roto es una oportunidad". También hablo de Daniela, Gisela, Franco, y otros más (que no tienen blog...). Gente que se le planta a cada desafío y para sorpresa de muchos, hacen touché.
Y en esta oportunidad, sentí que necesitaba cambiar. Incorporar algo nuevo, gastar las monedas que me quedaban en el chanchito antes de que caduquen, ya sea por su valor, o porque cambie la moneda nacional. Aprendí que lo que tengo vale, mucho o poco, no importa. Para mí, vale. Si a otro le parece que no vale de nada, allá él, a mi me resbala. Y cuando hablo de monedas no hablo de plata, sino de actitudes, valores o capacidades que sabés que poseés, pero que por una cosa o por otra no podes o no querés expresar. Pero llega un punto en el que todo se junta y explota de la peor manera (pongan en wikipedia Teoría del big bang).
Me dí cuenta de muchísimas cosas con solo mirarme. Por dentro y por afuera. 25 años. Algún pelo que otro canoso, de aquellos fuertes que van quedando y no se rinden ante la pelada avasallante. Lentes (seguro, siendo informático, es casi inevitable). 1 metro 81. Buen tipo. Espontáneo. Ignorante completamente respecto a la moda (igual, nunca llegué a ponerme zapatillas rojas...). Fornido (saludable diría la nonna querida...). Y capaz. Y cuando dije capaz, la cosa cambió.
El domingo a la tarde estaba lindo, tipo 4. Después de leer el post "Se puede", dije "sería lindo ir a caminar". Y fui. Por ahora van 3 días que camino ininterrumpidamente, y hasta ayer me animé a correr. Obviamente, fueron los 30 segundos más extenuantes en los últimos 5 años. Pero el segundo número 31 fue increíble. Pude.
Tengo la cabeza llena de ideas. Y de estupideces también, como todo adulto que reniega de su falta de adolescencia. Y como dicen quienes entienden algo del funcionamiento cerebral, las ideas no se borran; se empastan. Están pero al no usarlas, o no frecuentarlas a menudo, parecen olvidarse.
Las charlas que tengo con los mencionados arriba te hacen sentir que no te chifla el moño. O que sí te chifla. Y bien fuerte. Pero te enseñan que tenés que estar orgulloso de eso.
Me alegra mucho que hayas hecho el click wally. Ahora lo importante es no aflojar, mantené el objetivo en la cabeza y no pares. Me pone muy contento leer esto, un abrazo!
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