A veces me pregunto por qué no puedo tener la boca cerrada. Todo lo que me pasa o lo que siento va a parar a algún lado, pero no queda adentro mío. O se lo cuento a alguien, o lo escribo en un papel, o se me sale a través de los ojos.
Es una situación riesgosa, porque a veces por la necesidad de sentirme mejor, termino confiando en quienes realmente no lo merecen.
Y lo que es peor, terminan haciendo mofa de lo que les digo...
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Wally, a veces hace bien contar las cosas para descargarse un poco y no tener dentro toda la presión de lo que sentimos.
ResponderEliminarNo creo que sea el tema abrir o cerrar la boca.
La cuestión es a quién o cómo comunicamos aquello que nos duele, aquello que nos hace bien o algo que nos ocurre.
Se siente bien tener a alguien en quien confiar, alguien que nos escuche y estemos dispuestos a escuchar.