jueves, 26 de agosto de 2010

Confiá

Escribamos. Vamos a escribir. ¿Que por qué escribimos? Porque nos gusta, haciéndonos sentir libres, hilando palabras en una red para capturar cualquier sueño. Porque nos transforma, nos da la posibilidad de pintar una imagen completa sin ensuciar, un escenario antiguo o moderno, con un vaivén de personajes que creemos necesarios. Porque nos funde, tornando ideas azules y verdes en pensamientos turquesa, deformes, alocados, autónomos y sin embargo para nada propios. Porque queremos despuntar el vicio haciendo lo que nos gusta, modelando en un papel un universo posible desde nuestros ojos, teniendo como único testigo a la cómplice tinta que encubre nuestros deseos y los amolda de tal manera que la sonrisa en la cara al leer, se haga evidente. Porque ante la imposibilidad del habla, la escritura siempre es un escape, llena de recodos y magia lista para ser descubierta

¿Es obligatorio escribir? Y no, lamentablemente no. Si te puedo convencer de que escribas, mi misión está completa.

¿Y sobre qué escribimos? Esta cuestión es de porcelana. Si ponemos un título, y bajo él sentimos la presión de escribir lo que debemos y no lo que deseamos, se romperá fácilmente. Si por el contrario, forjamos un contexto cálido, lleno de ideas y pasión, podemos terminar hasta calentándonos las manos...

Ahora bien, ¿qué temática debemos tratar? Sólo una. La que a nosotros nos plazca

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